A un paraíso
jueves, 27 de mayo de 2010
miércoles, 26 de mayo de 2010
Costumbres y tradiciones
Costumbres y celebraciones religiosas, ritos paganos y usos cotidianos responden a este patrón indígena hispano que se ha entremezclado de tal forma que ha dado origen a una cultura mestiza propia, que identifica a esta región del norte de Argentina.
De esta forma no resulta extraño que las fiestas populares que se realizan en los distintos pueblos de Salta conjuguen un espíritu religioso con la colorida magia que emana de su música, danza, y rituales tradicionales. El habla, cantos bailes, instrumentos y hasta la forma de vestir hacen del salteño un hombre particular destacado por su serenidad, hospitalidad y simpatía.
Fiesta de la Pachamama:
Se realiza en todo el noroeste aunque adquiere especial importancia en las zonas de montañas que pertenecieron al imperio inca. De raigambre precolombina, es una de las fiestas populares más importantes de la provincia. Los participantes cavan un hueco en el suelo, donde arrojan ofrendas a la pacha o madre tierra, que consiste en alimentos, bebidas, hojas de coca, planta sagrada para los incas. El pueblo agradece así todo lo recibido y pide por la fecundidad de las próximas cosechas.
El Carnaval:
En Salta, sus manifestaciones principales son las comparsas y las carpas. Las comparsas están formadas por grupos de vecinos que componen cantos y danzas vistiendo ricos trajes que los identifican, inspirados en diseños indígenas. Y las carpas son lugares donde se festeja el carnaval, con danzas y música folklórica interpretada por orquestas populares.
Desfile Gaucho:
Presenciar el desfile de gauchos es una experiencia sorprendente y emotiva. Los jinetes, llegan desde lugares remotos con sus mejores caballos y con la vestimenta típica a honrar la memoria de Gral. Güemes, todos los 17 de Junio.
De esta forma no resulta extraño que las fiestas populares que se realizan en los distintos pueblos de Salta conjuguen un espíritu religioso con la colorida magia que emana de su música, danza, y rituales tradicionales. El habla, cantos bailes, instrumentos y hasta la forma de vestir hacen del salteño un hombre particular destacado por su serenidad, hospitalidad y simpatía.
Fiesta de la Pachamama:
Se realiza en todo el noroeste aunque adquiere especial importancia en las zonas de montañas que pertenecieron al imperio inca. De raigambre precolombina, es una de las fiestas populares más importantes de la provincia. Los participantes cavan un hueco en el suelo, donde arrojan ofrendas a la pacha o madre tierra, que consiste en alimentos, bebidas, hojas de coca, planta sagrada para los incas. El pueblo agradece así todo lo recibido y pide por la fecundidad de las próximas cosechas.
El Carnaval:
En Salta, sus manifestaciones principales son las comparsas y las carpas. Las comparsas están formadas por grupos de vecinos que componen cantos y danzas vistiendo ricos trajes que los identifican, inspirados en diseños indígenas. Y las carpas son lugares donde se festeja el carnaval, con danzas y música folklórica interpretada por orquestas populares.
Desfile Gaucho:
Presenciar el desfile de gauchos es una experiencia sorprendente y emotiva. Los jinetes, llegan desde lugares remotos con sus mejores caballos y con la vestimenta típica a honrar la memoria de Gral. Güemes, todos los 17 de Junio.
martes, 25 de mayo de 2010
Tamales Salteños
De forma esférica y preparado de harina de maíz, cuyo relleno es un picado de carne de cabeza, verduras, condimentos y huevos, que se hierve envuelto en chala de choclo
Receta:
Ingredientes:2 Kg. de harina de Maíz 1/2 Kg. de grasa de pellaCabeza de chancho o vaca 8 huevos 2 papas medianas1 atado de cebolla verdeSal, comino y ajiChala seca de choclo (para el armado)
Preparación:Primero se hierve bien la cabeza, hasta que la carne este tierna. Luego se la desarma de manera que queden " hilitos" tan característicos de un buen tamal. Hervir los huevos, picarlos y agregarlos a la carne y los condimentos.
Por aparte se derrite un cuarto de la grasa en un recipiente hondo, y se agregan la sal, el comino y el ají, con un poco del caldo de la cabeza. Luego se agrega la harina de maíz y se deja hervir por lo menos unos 5 minutos removiendo constantemente. Se retira del fuego y se deja enfriar.
Armado:Mojar las chalas en agua hirviendo, luego colocar arriba de ellas un poco de la pasta de harina de maíz y al centro el recado; por último otro poco de pasta mas, de manera que quede en forma de pelota con el recado adentro. Cerrar uniendo los extremos de las chalas y atar con tiras cortadas de la misma chala.
Luego se hierven aproximadamente durante una hora, hasta que las chalas cambien de color.
Receta:
Ingredientes:2 Kg. de harina de Maíz 1/2 Kg. de grasa de pellaCabeza de chancho o vaca 8 huevos 2 papas medianas1 atado de cebolla verdeSal, comino y ajiChala seca de choclo (para el armado)
Preparación:Primero se hierve bien la cabeza, hasta que la carne este tierna. Luego se la desarma de manera que queden " hilitos" tan característicos de un buen tamal. Hervir los huevos, picarlos y agregarlos a la carne y los condimentos.
Por aparte se derrite un cuarto de la grasa en un recipiente hondo, y se agregan la sal, el comino y el ají, con un poco del caldo de la cabeza. Luego se agrega la harina de maíz y se deja hervir por lo menos unos 5 minutos removiendo constantemente. Se retira del fuego y se deja enfriar.
Armado:Mojar las chalas en agua hirviendo, luego colocar arriba de ellas un poco de la pasta de harina de maíz y al centro el recado; por último otro poco de pasta mas, de manera que quede en forma de pelota con el recado adentro. Cerrar uniendo los extremos de las chalas y atar con tiras cortadas de la misma chala.
Luego se hierven aproximadamente durante una hora, hasta que las chalas cambien de color.
lunes, 24 de mayo de 2010
domingo, 23 de mayo de 2010
Empanadas salteñas
La ambivalencia cultural del norte argentino se expresa con notable elocuencia a través de su gastronomía. La cocina salteña, que ha sido objeto curiosidad y de estudio por parte de destacados intelectuales de todas las latitudes, es una cocina de elite, compleja y elaborada, y, al mismo tiempo, una cocina popular, de sabores ancestrales estrechamente unidos a los frutos de la tierra. Los salteños pueden presumir, con un orgullo sobradamente legítimo, de haber sabido combinar con acierto extraordinario las más antiguas tradiciones culinarias de la cultura precolombina y las influencias culturales europeas en un plato que allana las fronteras entre ambas tradiciones gastronómicas y que resume, como ningún otro, la exquisita variedad de la cocina de esta parte del mundo: la empanada salteña. Genial y misterioso a la vez, este plato ha sido objeto de copias desafortunadas en la propia Argentina y en muchos países del mundo. Sin embargo, la empanada salteña es única, singular e irrepetible hasta el punto de haberse convertido en el manjar que mejor identifica y representa a Salta en el variado y cambiante universo de la gastronomía moderna.
La empanada salteña posee el don de cautivar a paladares que van desde los más exigentes hasta los menos y de anudar sólidos vínculos de afecto entre el visitante y la tierra que los acoge. Quien haya probado alguna vez una empanada salteña, seguramente recordará este espacio del planeta por muchos años; y éste es un prodigio que tal vez sólo ciertas mujeres salteñas sean capaces de obrar de tanto en tanto. Nuestra empanada, a pesar de ser un producto genuino de la "Salta profunda" y de ser elaborado con maestría inigualable por los sectores más populares de su espectro social, ha conseguido rendir a sus pies a los gourmets salteños. Escasos en número pero refinados en costumbres y gustos, nuestros especialistas más refinados han bendecido a la empanada, consagrándola en el altar de las exquisiteces más sofisticadas y sublimes.SalteñasPor "salteñas" son conocidas nuestras empanadas en buena parte de la América hispana y de la anglosajona. Este nombre hace justicia al verdadero origen de esta comida, aunque su uso, curiosamente, no es frecuente en la propia Salta en donde se las llama simplemente "empanadas". Probablemente algo tenga que ver con la denominación de "salteñas" la genial escritora Juana Manuela Gorriti, a quien se considera la introductora de las empanadas en el Alto Perú. Sin embargo, y pese a los esfuerzos de doña Juana Manuela, las "salteñas" han ido adoptando determinadas particularidades regionales allí donde se preparan con este nombre y una cierta carta de ciudadanía boliviana. Pero al contrario de lo que sucede con las muy sabrosas y conocidas milanesas, que no son originarias de Milán sino de Viena (terrible verdad que es también conocida como "la verdad de la milanesa"), las apetitosas salteñas son nativas de Salta (¿de dónde más podrían ser?), y es sólo en Salta donde el plato mantiene una secular fidelidad a su receta original. Tanto hacia el norte como hacia el sur de la geografía salteña, nuestra empanada ha sufrido -y nunca mejor dicho- variaciones de todo tipo que no le favorecen en absoluto: desde la inapropiada mezcla con aceitunas verdes o negras -y, en ocasiones, con arvejas- en el norte, hasta la insistencia porteña en hacer de la empanada un recipiente polivalente para vistosos guisos de sabores muchas veces incompatibles . Como ejemplo de esta polivalencia baste decir que un restaurante argentino de Miami que ofrece en la Web, sin rubores de ningún tipo, empanadas de espinaca, carne, pollo, cebolla y queso, brócoli, chorizo y queso, jamón y queso, guayaba y queso, atún, humita, y camarones. Un arrebato de creatividad, sin dudas, pero una formidable invitación a la confusión al mismo tiempo. Un aspecto único e inigualablePara quienes no han visto una jamás, diremos que la empanada salteña es un pastel relativamente pequeño (en teoría, una empanada no debiera ser más larga que el mouse que tú lector utilizas para recorrer estas páginas), de masa suave pero suficientemente consistente para resistir las altas temperaturas de su cocción sin dejar que se escape el contenido, con una textura y aroma capaces de llamar, a cualquier hora, a los apetitos más recatados, y rellena de una pasta riquísima preparada a base de carne de vacuno. Tiene la forma de un croissant o media luna, como puede verse en las imágenes, más o menos gordas, dependiendo del gusto de cada quien. Como cualquier plato exquisito y popular al mismo tiempo, la empanada salteña no tiene una sino varias recetas y un sinnúmero de tradiciones orales y leyendas que acompañan su andadura y que desmienten y desautorizan cualquier dogmatismo. Lo que sigue a continuación no tiene pretensiones ni de receta ni de liturgia salteña. La forma de preparar las empanadas que describiremos a continuación es, pues, tan libre como las gentes que elaboran con virtuosa maestría este plato y así, en consecuencia, debe interpretarse. Una receta (entre mil)La preparación de las empanadas salteñas se divide en dos fases. Una dedicada a la elaboración del relleno (llamado recado en Salta y no jigote) y otra a la masa que lo envolverá. Sólo los bárbaros y los pocos informados dan al recado el nombre de "picadillo" o "pasta". El recado se prepara primero, ya que, bien refrigerado y a resguardo de las altas temperaturas, un buen recado puede conservarse en buen estado por varios días. La masa, en cambio, si bien puede prepararse con antelación y guardarse en el refrigerador, suele ponerse impracticable con el correr de las horas. Para el recado se habrá de tomar la precaución de seleccionar con cierto cuidado la carne. Independientemente del nombre del corte (que suele variar muchísimo según los lugares) siempre son preferibles los cortes traseros del vacuno. Nalga, bola de lomo, pulpa, picana, sobaco, round, babilla, kaiserteil, son nombres asociados en diferentes países con la carne para empanadas salteñas. Si tiene dudas, pregunte al carnicero por un buen corte para milanesas (escalopes o filetes empanados o wiener schnitzel). Lo importante es que la carne que compremos no tenga grasa ni nervios.Normalmente con dos kilos de carne (y sin incurrir en el pecado de hinchar las empanadas de huevo duro o de papa) se obtienen entre siete y ocho docenas de empanadas. Para esta cantidad de carne hará falta disponer, para empezar, de dos cebollas medianas, las que deberá cortarse en trocitos muy pequeños. En una cazuela o cacerola más bien grande se pondrá a derretir un trozo de grasa pella preferentemente vacuna. Pella, según el Diccionario, es «la manteca del puerco según se quita de él», de modo que ya sabemos de lo que estamos hablando. La grasa habrá de ser de la más blanca y de aroma más neutro. Conviene, por cierto, cortarla en trozos pequeños para acelerar su fusión. De todo este proceso quedará en la cacerola por lo menos un centímetro de grasa derretida en donde, una vez entibiada, deberá sumergirse la cebolla picada y preparar un sofrito con ella. La cebolla debe hacerse a fuego más bien lento y será suficiente lograr que se ponga transparente, evitando que se ponga de color oscuro y que comience a soltar un sabor dulce que generalmente estropea el sabor de la empanada. Hecho esto, se retira del fuego y se pasa otras tareas. Mientras tanto, cortamos la carne paciente y prolijamente a cuchillo sobre una tabla limpia de otros ingredientes y con una herramienta adecuada. El primer corte debe hacerse en el sentido de la fibra, según la pieza escogida. De los filetes hacemos unas tiritas de no más de un centímetro de ancho (lo normal es entre 0,5 y 1 cm). Luego, juntamos todas las tiritas y las cortamos transversalmente, procurando obtener unos daditos pequeños aunque no diminutos.La carne del relleno de las empanadas salteñas se corta a cuchillo. Las empanadas de carne picada con una máquina tradicional de picar carne o con un robot de cocina o procesador de alimentos no son las auténticas empandas salteñas, aunque en algunos sitios de Salta se utiliza carne picada a máquina para preparar exquisitas empanadas fritas. A continuación se pela entre medio kilo y ¾ de papas de buena calidad. Se las corta aún más pequeñas que la carne, cuidando en todo caso de que los trocitos resultantes sean de un tamaño más bien uniforme para que obtengan luego una cocción pareja. Si vamos a preparar las empanadas al horno, conviene que las papas no estén cocidas del todo. Bastará en algunos casos sumergirlas en agua hirviendo por espacio de algunos minutos o darles un golpe de hervor. Los cuadraditos de papas deben estar un poco duros ya que terminarán de hacerse en el horno.Luego, rescatamos el sofrito de cebolla que habíamos reservado y lo ponemos a fuego muy bajo. Agregamos ahora un poco (1 cucharilla y media) de pimentón dulce muy fresco, mezclando bien y procurando que el pimentón no se cueza, pues en tal caso el sabor se estropea. Agregamos también comino y ají molido, en cantidad moderada. Olvidar el perejil, el orégano, la albahaca y otras hierbas. A continuación se añade la carne picada al sofrito y se revuelve todo muy bien, procurando que el aceite cubra toda la carne y que ésta se distribuya uniformemente y se despegue. La carne no debe cocerse, ni tan siquiera comenzar a ponerse blanca si es que nuestra idea es obtener unas empanadas jugosas. Al menor indicio de que la carne comienza a hacerse, conviene retirar del fuego. Se agrega la papa cortada y se revuelve muy bien. Es el momento de probar la sal y de rectificar si hiciera falta. Debe tenerse presente que en los pasos posteriores no habrá muchas posibilidades de atenuar la sal, de modo que es preferible pecar ahora por defecto y no por exceso. La preparación debe descansar un rato para que la carne y las papas se vayan impregnando del sofrito, de sus aromas y sabores. De hecho, el recado hecho de víspera sabe mucho mejor. Entretanto, se ponen a cocer (endurecer) tres huevos y se selecciona la mejor cebolla verde. Se pica sólo la parte verde y en caso de que la planta tuviera una parte blanca aromática y bien formada, debió haberse picado con la cebolla anterior. Se coloca la cebolla verde cubriendo la cacerola, o se la reserva para añadirla en el momento de armar la empanada. No conviene mezclarla con el relleno. Una vez cocidos los huevos, se les quita la cáscara y se les corta muy pequeñitos y con mucho cuidado de no dejar pedazos grandes o malformados. Se coloca igualmente sobre el relleno sin mezclar, aunque la práctica enseña que mezclar el huevo no acarrea pérdidas de sabor. En cualquier caso será necesario mezclarlo en el supuesto de que se nos haya pasado un poco de sal, pues ayudará a moderar el sabor. El recado está prácticamente listo para armar las empanadas. No intervienen en la preparación, como habrán notado, ingredientes como las pasas de uva, las aceitunas, los guisantes, ni gelatina de pata de vaca, ni aceite, ni tuétano, ni caldo, ni azúcar, ni vinagre. El sofrito de cebolla tolera un medio pimiento verde o rojo picado como la cebolla, pero igualmente conviene no abusar. Hecho esto, el recado debe reposar y guardarse necesariamente en el refrigerador, sea verano o invierno. Preparación de la masaHay que preparar la masa. En su preparación será necesario harina, grasa de cerdo derretida, agua y sal. La masa de la empanada salteña no lleva -que se sepa- huevos, polvo leudante, levadura o leche. En una superficie firme, amplia y muy limpia, se dispone un kilo y medio de harina de trigo en forma de corona. En el centro se añade la manteca de cerdo más bien tibia. Se mezcla cuidadosamente la harina con la grasa y se añade agua con sal, de a poco, hasta que la masa vaya ligando y pueda estirarse. Los excesos de agua se corrigen con más harina y algo de grasa, y cuando la masa adquiera la consistencia suficiente (es decir cuando sobada un poco no se adhiere a la superficie) es necesario darle un par de manos de grasa para quede mejor. El hojaldre es, a decir de los que conocen de esto, ajeno a la verdadera empanada salteña. La masa que se vende en los supermercados puede sacarnos de algún apuro, pero no es lo más recomendable. Si no hubiera otro remedio que comprar la masa hecha, conviene descartar el hojaldre. Así las cosas, la masa que hemos preparado debe reposar y no dejar que se seque o se agriete. La masa debe estirarse en frío con facilidad. Para preparar las tapas de las empanadas, conviene separar la masa en bollitos de unos cinco o seis centímetros de diámetro, alisarlos uno a uno con un palo hasta formar unos discos cuya dimensión es bastante parecida a la de un CD. Conviene, por tanto, utilizar un CD en desuso (el formato del CD es indiferente) y ayudarse con él para cortar las tapas. Una vez cortadas las tapas, comienza el armado. Para facilitar la tarea, algunas señoras suelen hacerle un corte al disco de un pequeño segmento del arco, para fijar mejor uno de los extremos. Hecho esto, con una cuchara normal se dispone sobre el disco de masa una cantidad de recado no demasiado abundante para permitir que cuando se doble el disco por la mitad, puedan unirse sus bordes sin esfuerzo. Para unir los bordes, dependiendo de la masa, conviene mojarlos ligeramente en salmuera tibia y apretarlos con los dedos fuertemente sin dañar la masa. Más suavemente ahora, el borde debe plegarse (desde el corte hasta la punta) dibujándose de un extremo al otro del arco unos rizos que se logran con la acción coordinada de los dedos pulgar e índice. A esta operación se le conoce, precisamente, como repulgar, de modo que en lo que los dedos hagan reside el secreto de aspecto de la empanada. El movimiento debe ser rítmico para obtener un repulgue (simbado o cimbado, según otros) regular y no desparejo. El resultado debe ser un rizo continuo, en espiral, con aspecto de balaustre muy fino. Esto remata la empanada y le confiere vista y seguridad para su cocción. La empanada adopta así su forma característica aunque algunos prefieren darle una forma aún más arriñonada presionando con un dedo sobre el centro interior de la empanada y juntando los extremos hasta este punto. Las empanadas se disponen en una superficie plana y poco profunda para horno. Éste debe estar a muy alta temperatura . El horno de barro es ideal para este cometido, aunque uno de una cocina normal debería dar resultados aceptables. Si el horno está a la temperatura adecuada, en unos pocos minutos las empanadas estarán hechas. Es verdaderamente asombroso que aun empleando los mismos ingredientes y técnicas parecidas, las variedades de sabor, aroma y textura de las empanadas salteñas sean virtualmente infinitas. Los ingredientes utilizados: 1 ½ kg. de harina de trigo 1 ½ kg. de pella de cerdo 1 kg. de pella de vacuno 2 kg. de carne de vacuno ½ de cebollas ¾ kg. de papas 1 atado de cebolla verde 1 pimiento verde 4 huevospimentón ají molido pimienta agua sal.Insisto en que esto no es una receta ni una recomendación sino una forma más o menos contrastada de hacer lo que muchos apetecen pero que pocos consiguen.
La empanada salteña posee el don de cautivar a paladares que van desde los más exigentes hasta los menos y de anudar sólidos vínculos de afecto entre el visitante y la tierra que los acoge. Quien haya probado alguna vez una empanada salteña, seguramente recordará este espacio del planeta por muchos años; y éste es un prodigio que tal vez sólo ciertas mujeres salteñas sean capaces de obrar de tanto en tanto. Nuestra empanada, a pesar de ser un producto genuino de la "Salta profunda" y de ser elaborado con maestría inigualable por los sectores más populares de su espectro social, ha conseguido rendir a sus pies a los gourmets salteños. Escasos en número pero refinados en costumbres y gustos, nuestros especialistas más refinados han bendecido a la empanada, consagrándola en el altar de las exquisiteces más sofisticadas y sublimes.SalteñasPor "salteñas" son conocidas nuestras empanadas en buena parte de la América hispana y de la anglosajona. Este nombre hace justicia al verdadero origen de esta comida, aunque su uso, curiosamente, no es frecuente en la propia Salta en donde se las llama simplemente "empanadas". Probablemente algo tenga que ver con la denominación de "salteñas" la genial escritora Juana Manuela Gorriti, a quien se considera la introductora de las empanadas en el Alto Perú. Sin embargo, y pese a los esfuerzos de doña Juana Manuela, las "salteñas" han ido adoptando determinadas particularidades regionales allí donde se preparan con este nombre y una cierta carta de ciudadanía boliviana. Pero al contrario de lo que sucede con las muy sabrosas y conocidas milanesas, que no son originarias de Milán sino de Viena (terrible verdad que es también conocida como "la verdad de la milanesa"), las apetitosas salteñas son nativas de Salta (¿de dónde más podrían ser?), y es sólo en Salta donde el plato mantiene una secular fidelidad a su receta original. Tanto hacia el norte como hacia el sur de la geografía salteña, nuestra empanada ha sufrido -y nunca mejor dicho- variaciones de todo tipo que no le favorecen en absoluto: desde la inapropiada mezcla con aceitunas verdes o negras -y, en ocasiones, con arvejas- en el norte, hasta la insistencia porteña en hacer de la empanada un recipiente polivalente para vistosos guisos de sabores muchas veces incompatibles . Como ejemplo de esta polivalencia baste decir que un restaurante argentino de Miami que ofrece en la Web, sin rubores de ningún tipo, empanadas de espinaca, carne, pollo, cebolla y queso, brócoli, chorizo y queso, jamón y queso, guayaba y queso, atún, humita, y camarones. Un arrebato de creatividad, sin dudas, pero una formidable invitación a la confusión al mismo tiempo. Un aspecto único e inigualablePara quienes no han visto una jamás, diremos que la empanada salteña es un pastel relativamente pequeño (en teoría, una empanada no debiera ser más larga que el mouse que tú lector utilizas para recorrer estas páginas), de masa suave pero suficientemente consistente para resistir las altas temperaturas de su cocción sin dejar que se escape el contenido, con una textura y aroma capaces de llamar, a cualquier hora, a los apetitos más recatados, y rellena de una pasta riquísima preparada a base de carne de vacuno. Tiene la forma de un croissant o media luna, como puede verse en las imágenes, más o menos gordas, dependiendo del gusto de cada quien. Como cualquier plato exquisito y popular al mismo tiempo, la empanada salteña no tiene una sino varias recetas y un sinnúmero de tradiciones orales y leyendas que acompañan su andadura y que desmienten y desautorizan cualquier dogmatismo. Lo que sigue a continuación no tiene pretensiones ni de receta ni de liturgia salteña. La forma de preparar las empanadas que describiremos a continuación es, pues, tan libre como las gentes que elaboran con virtuosa maestría este plato y así, en consecuencia, debe interpretarse. Una receta (entre mil)La preparación de las empanadas salteñas se divide en dos fases. Una dedicada a la elaboración del relleno (llamado recado en Salta y no jigote) y otra a la masa que lo envolverá. Sólo los bárbaros y los pocos informados dan al recado el nombre de "picadillo" o "pasta". El recado se prepara primero, ya que, bien refrigerado y a resguardo de las altas temperaturas, un buen recado puede conservarse en buen estado por varios días. La masa, en cambio, si bien puede prepararse con antelación y guardarse en el refrigerador, suele ponerse impracticable con el correr de las horas. Para el recado se habrá de tomar la precaución de seleccionar con cierto cuidado la carne. Independientemente del nombre del corte (que suele variar muchísimo según los lugares) siempre son preferibles los cortes traseros del vacuno. Nalga, bola de lomo, pulpa, picana, sobaco, round, babilla, kaiserteil, son nombres asociados en diferentes países con la carne para empanadas salteñas. Si tiene dudas, pregunte al carnicero por un buen corte para milanesas (escalopes o filetes empanados o wiener schnitzel). Lo importante es que la carne que compremos no tenga grasa ni nervios.Normalmente con dos kilos de carne (y sin incurrir en el pecado de hinchar las empanadas de huevo duro o de papa) se obtienen entre siete y ocho docenas de empanadas. Para esta cantidad de carne hará falta disponer, para empezar, de dos cebollas medianas, las que deberá cortarse en trocitos muy pequeños. En una cazuela o cacerola más bien grande se pondrá a derretir un trozo de grasa pella preferentemente vacuna. Pella, según el Diccionario, es «la manteca del puerco según se quita de él», de modo que ya sabemos de lo que estamos hablando. La grasa habrá de ser de la más blanca y de aroma más neutro. Conviene, por cierto, cortarla en trozos pequeños para acelerar su fusión. De todo este proceso quedará en la cacerola por lo menos un centímetro de grasa derretida en donde, una vez entibiada, deberá sumergirse la cebolla picada y preparar un sofrito con ella. La cebolla debe hacerse a fuego más bien lento y será suficiente lograr que se ponga transparente, evitando que se ponga de color oscuro y que comience a soltar un sabor dulce que generalmente estropea el sabor de la empanada. Hecho esto, se retira del fuego y se pasa otras tareas. Mientras tanto, cortamos la carne paciente y prolijamente a cuchillo sobre una tabla limpia de otros ingredientes y con una herramienta adecuada. El primer corte debe hacerse en el sentido de la fibra, según la pieza escogida. De los filetes hacemos unas tiritas de no más de un centímetro de ancho (lo normal es entre 0,5 y 1 cm). Luego, juntamos todas las tiritas y las cortamos transversalmente, procurando obtener unos daditos pequeños aunque no diminutos.La carne del relleno de las empanadas salteñas se corta a cuchillo. Las empanadas de carne picada con una máquina tradicional de picar carne o con un robot de cocina o procesador de alimentos no son las auténticas empandas salteñas, aunque en algunos sitios de Salta se utiliza carne picada a máquina para preparar exquisitas empanadas fritas. A continuación se pela entre medio kilo y ¾ de papas de buena calidad. Se las corta aún más pequeñas que la carne, cuidando en todo caso de que los trocitos resultantes sean de un tamaño más bien uniforme para que obtengan luego una cocción pareja. Si vamos a preparar las empanadas al horno, conviene que las papas no estén cocidas del todo. Bastará en algunos casos sumergirlas en agua hirviendo por espacio de algunos minutos o darles un golpe de hervor. Los cuadraditos de papas deben estar un poco duros ya que terminarán de hacerse en el horno.Luego, rescatamos el sofrito de cebolla que habíamos reservado y lo ponemos a fuego muy bajo. Agregamos ahora un poco (1 cucharilla y media) de pimentón dulce muy fresco, mezclando bien y procurando que el pimentón no se cueza, pues en tal caso el sabor se estropea. Agregamos también comino y ají molido, en cantidad moderada. Olvidar el perejil, el orégano, la albahaca y otras hierbas. A continuación se añade la carne picada al sofrito y se revuelve todo muy bien, procurando que el aceite cubra toda la carne y que ésta se distribuya uniformemente y se despegue. La carne no debe cocerse, ni tan siquiera comenzar a ponerse blanca si es que nuestra idea es obtener unas empanadas jugosas. Al menor indicio de que la carne comienza a hacerse, conviene retirar del fuego. Se agrega la papa cortada y se revuelve muy bien. Es el momento de probar la sal y de rectificar si hiciera falta. Debe tenerse presente que en los pasos posteriores no habrá muchas posibilidades de atenuar la sal, de modo que es preferible pecar ahora por defecto y no por exceso. La preparación debe descansar un rato para que la carne y las papas se vayan impregnando del sofrito, de sus aromas y sabores. De hecho, el recado hecho de víspera sabe mucho mejor. Entretanto, se ponen a cocer (endurecer) tres huevos y se selecciona la mejor cebolla verde. Se pica sólo la parte verde y en caso de que la planta tuviera una parte blanca aromática y bien formada, debió haberse picado con la cebolla anterior. Se coloca la cebolla verde cubriendo la cacerola, o se la reserva para añadirla en el momento de armar la empanada. No conviene mezclarla con el relleno. Una vez cocidos los huevos, se les quita la cáscara y se les corta muy pequeñitos y con mucho cuidado de no dejar pedazos grandes o malformados. Se coloca igualmente sobre el relleno sin mezclar, aunque la práctica enseña que mezclar el huevo no acarrea pérdidas de sabor. En cualquier caso será necesario mezclarlo en el supuesto de que se nos haya pasado un poco de sal, pues ayudará a moderar el sabor. El recado está prácticamente listo para armar las empanadas. No intervienen en la preparación, como habrán notado, ingredientes como las pasas de uva, las aceitunas, los guisantes, ni gelatina de pata de vaca, ni aceite, ni tuétano, ni caldo, ni azúcar, ni vinagre. El sofrito de cebolla tolera un medio pimiento verde o rojo picado como la cebolla, pero igualmente conviene no abusar. Hecho esto, el recado debe reposar y guardarse necesariamente en el refrigerador, sea verano o invierno. Preparación de la masaHay que preparar la masa. En su preparación será necesario harina, grasa de cerdo derretida, agua y sal. La masa de la empanada salteña no lleva -que se sepa- huevos, polvo leudante, levadura o leche. En una superficie firme, amplia y muy limpia, se dispone un kilo y medio de harina de trigo en forma de corona. En el centro se añade la manteca de cerdo más bien tibia. Se mezcla cuidadosamente la harina con la grasa y se añade agua con sal, de a poco, hasta que la masa vaya ligando y pueda estirarse. Los excesos de agua se corrigen con más harina y algo de grasa, y cuando la masa adquiera la consistencia suficiente (es decir cuando sobada un poco no se adhiere a la superficie) es necesario darle un par de manos de grasa para quede mejor. El hojaldre es, a decir de los que conocen de esto, ajeno a la verdadera empanada salteña. La masa que se vende en los supermercados puede sacarnos de algún apuro, pero no es lo más recomendable. Si no hubiera otro remedio que comprar la masa hecha, conviene descartar el hojaldre. Así las cosas, la masa que hemos preparado debe reposar y no dejar que se seque o se agriete. La masa debe estirarse en frío con facilidad. Para preparar las tapas de las empanadas, conviene separar la masa en bollitos de unos cinco o seis centímetros de diámetro, alisarlos uno a uno con un palo hasta formar unos discos cuya dimensión es bastante parecida a la de un CD. Conviene, por tanto, utilizar un CD en desuso (el formato del CD es indiferente) y ayudarse con él para cortar las tapas. Una vez cortadas las tapas, comienza el armado. Para facilitar la tarea, algunas señoras suelen hacerle un corte al disco de un pequeño segmento del arco, para fijar mejor uno de los extremos. Hecho esto, con una cuchara normal se dispone sobre el disco de masa una cantidad de recado no demasiado abundante para permitir que cuando se doble el disco por la mitad, puedan unirse sus bordes sin esfuerzo. Para unir los bordes, dependiendo de la masa, conviene mojarlos ligeramente en salmuera tibia y apretarlos con los dedos fuertemente sin dañar la masa. Más suavemente ahora, el borde debe plegarse (desde el corte hasta la punta) dibujándose de un extremo al otro del arco unos rizos que se logran con la acción coordinada de los dedos pulgar e índice. A esta operación se le conoce, precisamente, como repulgar, de modo que en lo que los dedos hagan reside el secreto de aspecto de la empanada. El movimiento debe ser rítmico para obtener un repulgue (simbado o cimbado, según otros) regular y no desparejo. El resultado debe ser un rizo continuo, en espiral, con aspecto de balaustre muy fino. Esto remata la empanada y le confiere vista y seguridad para su cocción. La empanada adopta así su forma característica aunque algunos prefieren darle una forma aún más arriñonada presionando con un dedo sobre el centro interior de la empanada y juntando los extremos hasta este punto. Las empanadas se disponen en una superficie plana y poco profunda para horno. Éste debe estar a muy alta temperatura . El horno de barro es ideal para este cometido, aunque uno de una cocina normal debería dar resultados aceptables. Si el horno está a la temperatura adecuada, en unos pocos minutos las empanadas estarán hechas. Es verdaderamente asombroso que aun empleando los mismos ingredientes y técnicas parecidas, las variedades de sabor, aroma y textura de las empanadas salteñas sean virtualmente infinitas. Los ingredientes utilizados: 1 ½ kg. de harina de trigo 1 ½ kg. de pella de cerdo 1 kg. de pella de vacuno 2 kg. de carne de vacuno ½ de cebollas ¾ kg. de papas 1 atado de cebolla verde 1 pimiento verde 4 huevospimentón ají molido pimienta agua sal.Insisto en que esto no es una receta ni una recomendación sino una forma más o menos contrastada de hacer lo que muchos apetecen pero que pocos consiguen.
sábado, 22 de mayo de 2010
viernes, 21 de mayo de 2010
Humitas en chala
Ingredientes:
1 docena de choclos frescos1 atadito mediano de cebolla verde500 gramos de queso de vaca o cabra (si es posible de Hannawy)200 gramos de grasa pellaSal, pimentón ají molido (o ají verde en chaucha), albahaca, leche y 1 cebolla
Preparación:
Lo ideal es pasar los choclos por el rallador pero como esta operación es muy cansadora lo aconsejable es pasarlo por una licuadora (la que tiene evidentes ventajas sobre las picadoras de carne caseras y las modernas multiprocesadoras) agregando la cantidad de leche que sea necesaria para facilitar la trituración de los granos.Se coloca en una cacerola la grasa pella, se la calienta y se le agrega la cebolla finamente picada, se dora, y se añade el pimentón, el ají y la sal, revolviendo continuamente (si se desea que la humita tenga un sabor dulzón o francamente dulce, se pone muy poca sal y azúcar a gusto del preparador. Lo corriente es preparar igual cantidad de dulces que de saladas. Luego se le vierte la pasta de choclo. Se retira del fuego y se mezcla bien, regulando la consistencia del preparado con leche, con el queso cortado en dados y la albahaca bien picadita.Para preparar los \"paquetitos\", se seleccionan las chalas de los choclos que estén tiernas, pero firmes (preferentemente las que están al medio, es decir entre las superficiales y las que cubren los granos). Se toman dos chalas y se las coloca una encima de la otra, enfrentadas, es decir con sus vértices opuestos y en posición polar, formándose una figura romboidal. Sobre ella se coloca una cantidad de la pasta del preparado equivalente a unos dos paquetes de cigarrillos más o menos, se cubre con los bordes de la chala que sobran y se atan, o bien con cintas de chala (huayunca), o bien con piolín blanco.Posteriormente se colocan todas las humitas en una olla con agua hirviendo con sal, de manera que las humitas permanezcan sumergidas. Se tapa la olla y se cocina a fuego moderado durante una hora y cuarto. Cuando se desea recalentar la humita debe colocarse una cantidad de agua muy pequeña y poner las humitas paradas, se tapa bien la olla y dejar que se calienten con el vapor.
jueves, 20 de mayo de 2010
miércoles, 19 de mayo de 2010
martes, 18 de mayo de 2010
lunes, 17 de mayo de 2010
el tren de las nubes
El tren más asombroso del mundo, el que llega a las nubes, asciende a 4.200 metros de altura en un recorrido de 434 km (ida y vuelta). Es uno de los tres ferrocarriles más altos del mundo, que atraviesa vertiginosas montañas de la Cordillera de los Andes entre paisajes espectaculares. Parte de la ciudad de Salta, atraviesa el valle de Lerma, para introducirse en la Quebrada del Toro y llegar hasta la Puna. Denominado Tren a las Nubes, ya que por su gran altura, muchas veces pueden apreciarse nubes debajo de los puentes o en las laderas. La cantidad de rulos, viaductos, túneles y otras sinuosidades que recorre el tren se debe a que el autor del proyecto, el ingeniero estadounidense Richard Maury, tomó partido teniendo en cuenta el principio de adherencia de las ruedas del tren a las vías y por las leyes de la física, desechando el sistema mecánico de cremallera comúnmente usado para que las formaciones ferroviarias puedan trepar con solvencia las alturas. No utiliza ruedas dentadas, ni siquiera para las partes más empinadas de la subida, porque las vías están dispuestas de una manera peculiar circulando por un sistema de zigzags y espirales. El tren parte de la estación General Belgrano, en la ciudad de Salta, a 1.187 metros sobre el nivel del mar, y termina en el viaducto. RECORRIDO Va de la estación de tren de la ciudad de Salta hasta el Viaducto de La Polvorilla. La altura de sus vías que llegan a los 4.200 metros sobre el nivel del mar, lo convierte en uno de los trenes mas altos del mundo. Cuenta con servicio de comedor a bordo, traductor y asistencia médica por los problemas que pudiera ocasionar en algunos pasajeros la falta de oxígeno que provoca la altura. El recorrido tarda unas quince horas, desde las siete de la mañana hasta aproximadamente medianoche o más. Posee un recorrido de 217 kilómetros. Atraviesa 29 puentes, 21 túneles, 13 viaductos, 2 "rulos" y 2 zigzags. Parte de la ciudad de Salta, el punto más bajo, y desde allí inicia el camino de ascenso hasta el punto final del recorrido, el viaducto La Polvorilla, el más elevado de toda la línea del convoy. En las diferentes estaciones los habitantes de los pueblos presentan pintorescos puestos con artesanías, vestimenta y productos regionales para adquirir como recuerdo del interesante viaje. El tren cuenta con servicios tales como coche comedor, coche panorámico, espectáculos folklóricos, consultorio médico, audio, video y guías bilingües. Consejos útiles: cuando se trata de caminos de cornisas recomendamos avanzar en un promedio de 50 km/hora, disfrutando de los paisajes circundantes y teniendo en cuenta que muchos trechos son enripiados.
domingo, 16 de mayo de 2010
la historia de Salta
Salta fue fundada el 16 de Abril de 1582, por Hernando de Lerma, gobernador de Tucuman. Originalmente la ciudad recibio el nombre de: Muy Noble y Leal Ciudad de San Felipe de Lerma en el Valle de Salta, este nombre fue cambiado inmediatamente despues de la muerte del fundador de la ciudad, debido a la advercion que le tenian los primeros pobladores, que la rebautizaron como San Felipe de Salta. Luego, con el tiempo, el nombre se fue transformando en el actual: "SALTA". Varias etimologias aymaras conforman el vocabolo Salta: "salla", peñas y "ta", lugar, por lo que el nombre significaria "lugar de peñas"; "sayta", pascana, es decir, paraje de descanso en un viaje; y "sagta, sagta", muy hermoso. Por eso es que se la conoce como "Salta la Linda". Durante los primeros años de la colonia, Salta era paso obligado en el camino al Alto Peru. Esto favorecio su rapido crecimiento. En sus alrededores se producian maiz, frutas, hortalizas, alimentos para el ganado, ruedas, telas y utensilios domesticos. La plaza mayor era el centro de la ciudad colonial. En la actualidad, convertida en plaza 9 de Julio, no ha perdido su importancia. Los patronos de la ciudad de Salta son el Señor y la Virgen del Milagro, que se recuerdan los 15 de septiembre con una procesion.
sábado, 15 de mayo de 2010
¡¡Lo que siempre soñaste!!
viernes, 14 de mayo de 2010
lunes, 10 de mayo de 2010
Salta
La provincia de Salta está situada en el Noroeste de la República Argentina a 1600 Km de la ciudad de Buenos Aires, con una poblacion aproximada de 1.100.000 habitantes y una temperatura que oscila los 25 grados Centigrados. La ciudad de Salta está a 1187 metros sobre el nivel del mar en el Valle de Lerma, al pie del Cerro San Bernardo. Sus hermosos paisajes atraen a turistas de todo el mundo.
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